Cosmética de Corea

¿Qué es mejor: una sustancia artificial o una natural? Ni una ni otra. Todo depende del caso y del efecto que estemos buscando. Hay elementos naturales que son tóxicos y otros artificiales muy beneficiosos para la piel. Hoy queremos hablar de la quimiofobia y cómo afecta a tus decisiones de compra en cosmética.

¿Qué es la quimiofobia?

La quimiofobia es el miedo irracional a los componentes químicos artificiales en los cosméticos, los productos alimenticios o los textiles. Esta fobia sin rigor científico da por hecho que las sustancias naturales serán siempre mejores para la salud que las artificiales.

Gran parte de la responsabilidad de la difusión de esta fobia sin sentido ha sido la propia industria, que a base de vender más caros productos “sin” químicos artificiales, ha provocado el miedo a aquellos que sí los tienen. Pero esto se hace sin probar, en la mayoría de los casos, las consecuencias negativas del uso de alternativas con esos mismos ingredientes.

La quimiofobia es el miedo irracional a las sustancias creadas artificialmente en la industria cosmética o alimentaria.

Debate de lo natural y lo artificial

Llama poderosamente la atención que parte de la sociedad piense que lo natural es, en cualquier caso, mejor que lo artificial. Sobre todo en aquellas situaciones en las que no hay ninguna prueba científica de que la primera opción sea más eficaz o beneficiosa para la salud que su versión creada por el ser humano.

Lo que los seguidores de la quimiofobia no tienen en cuenta es que muchos elementos que se pueden encontrar en la naturaleza son altamente tóxicos. Algunos ejemplos son la cicuta, las setas venenosas o el arsénico.

Sin embargo, la industria química ha conseguido aislar o crear sustancias que, tras seguir un riguroso control de calidad y eficacia, obtienen muy buenos resultados tanto en el sector de la cosmética como en el alimentario.

Por tanto, no es coherente hablar de que todos los ingredientes salidos de un laboratorio tienen peores resultados o resultan más nocivos que los provenientes de plantas o minerales. Todo depende del caso concreto y de las pruebas que se hayan hecho con cada uno de ellos.

Elegir en función de la cantidad

Al igual que más de 100 cafés o 200 gramos de sal pueden matarte (lo que no quiere decir que la sal o el café per se sean perjudiciales para la salud), la idoneidad de un ingrediente depende en la mayoría de las ocasiones de la cantidad que se use, tenga el origen que tenga.

Por otro lado hay que tener en cuenta que la legislación europea es muy garantista con la seguridad de las personas. Esto deriva en que las formulaciones que entren en sus fronteras han pasado ciertos controles y pueden ser utilizados por los ciudadanos sin ningún tipo de problema.

La mejor forma de luchar contra ella: ciencia

En definitiva, aunque la quimiofobia se ha extendido a gran parte de la industria cosmética y alimentaria, lo mejor para luchar contra ella es, simplemente, darle la vuelta al producto y leer los ingredientes. Se pueden buscar los beneficios que tiene cada uno de ellos por separado y ver los estudios que se han llevado a cabo para determinar, no solo que son completamente seguros, sino que, además, son eficaces.

 

La quimiofobia no debe confundirse con la cosmética minimalista. Esta última apuesta por los ingredientes que cuidan el rostro, tengan el origen que tengan, en detrimento de aquellos que no tengan ninguna aplicación práctica para la piel.

Hay muchos ingredientes creados en laboratorios que han conseguido una mayor eficacia que los provenientes de plantas, animales o minerales. Sin embargo, hay personas que los rechazan pensando que, por el simple hecho de no encontrarse en la naturaleza, son nocivos para la salud.

Esta tendencia no tiene en cuenta que las vacunas o los antibióticos también son productos creados por la humanidad que han mejorado la calidad y esperanza de vida de millones de personas. Ningún elemento procedente de plantas o animales ha conseguido la misma eficacia en esos ámbitos.

Ahora que sabes qué es la quimiofobia y que solo se combate con pruebas científicas, te aconsejamos que apliques tu propio criterio y sentido común a la hora de comprar tus cosméticos. Comparte este artículo en tus redes sociales para que tus amigos y familiares no caigan en el error de adquirir compuestos menos eficaces solo por el hecho de ser naturales.

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